Sandra Caire y su familia aman la naturaleza y respetan el medio ambiente. Trabaja como ingeniera de desarrollo de procesos para Sekisui Specialty Chemicals en Tarragona (España) y se hace cargo de proyectos sostenibles en su tiempo libre. Sandra ha recibido un premio más que merecido como una de las «Personas más ecológicas de 2017» de SEKISUI.
Desde 2012, el «Premio a la persona más ecológica» de SEKISUI se otorga a los empleados para reconocer un destacado compromiso con el medio ambiente y las actividades voluntarias que se llevan a cabo. En 2017, más de 10 400 empleados de SEKISUI votaron por su proyecto preferido. El primer premio ha sido para Adrián de J. Saldaña García, de SEKISUI S-Lec México, que obtuvo 2450 votos para su proyecto. Saldaña ha creado una comisión para preservar el río Apatlaco en México.
Uno de los primeros premios también ha ido a parar a Europa. Enhorabuena a Sandra Caire de Sekisui Specialty Chemicals, que ha obtenido el tercer puesto del «Premio a la persona más ecológica». Con su horno solar ecológico casero, Sandra ha convencido a compañeros de todo el mundo.
Ahora damos la palabra a Sandra para que nos cuente más sobre la actividad que le ha valido el premio:
«La idea del horno solar surgió hace unos años. Mi marido y yo nos hemos interesado por las fuentes de energía alternativas desde que construimos nuestra casa en 2010. En aquel momento, aún resultaba muy difícil o muy caro integrar estos conceptos en el diseño de las casas en España. Queríamos hacer mucho más para que nuestra casa fuera más ecológica, pero al menos instalamos un sistema aerotérmico de calefacción de agua.
Cuando nació nuestra hija Lola, nos volvimos a plantear nuestra «conciencia ecológica». Cualquiera que tenga un bebé conoce probablemente el efecto en parte negativo que se produce en el medio ambiente: cientos o miles de pañales usados, mayor consumo de agua, etc. Decidimos buscar una solución para compensar, de una forma muy modesta, nuestro impacto en el planeta. Puesto que vivimos en el sur de Europa, teníamos que aprovechar el sol. El sol tiene un enorme potencial en la generación de energía y la reducción de las emisiones de dióxido de carbono.
Un horno solar en casa era una forma sencilla de reducir las emisiones de dióxido de carbono. Teníamos la idea en mente, así que empezamos a hacer algunos bocetos generales que poco a poco evolucionaron hacia otros más detallados. Buscar en internet también nos ayudó a desarrollar la idea. El concepto estaba claro: si va a ser «ecológico», tiene que ser «ecológico» de principio a fin.
Una vez supimos qué materiales necesitábamos, empezamos a buscarlos en casa y en nuestro entorno. Encontramos placas metálicas de aluminio para utilizarlas como reflectores, guardábamos cada día nuestras bandejas de aluminio de la comida para utilizarlas también como reflectores, buscamos en el garaje tablones de madera (planchas) de una estantería vieja y una caja de botellas de vino, etc. Al final, alrededor de un 99 % de los materiales eran reciclados, lo que supuso una reducción aún mayor de las emisiones de CO2.
Tras varios meses trabajando en los prototipos básicos, el horno solar vio la luz.
Este es el horno solar «ecológico», literalmente, casero.
Este es el horno solar «ecológico», literalmente, casero.
De forma indirecta, hay una relación con mi trabajo en SEKISUI. Como trabajamos en Tarragona, una zona industrial de España, vemos cada día el impacto de las actividades humanas en el medio ambiente. Todo esfuerzo –por pequeño que sea– es importante para reducir nuestro impacto en la frágil naturaleza. SEKISUI me ha ayudado a concienciarme de ello».